Amanece bajo cielo diferente,
pero encima del mismo rojo y verde de anoche. Las calles están repletas de
gente y de pequeños comercios que buscan conseguir un poco de dinero para
subsistir. Estos comercios son
simplemente unas tristes casetas montadas al pie de la acera. Puedes encontrar
cualquier cosa imaginable en un país subdesarrollado.
La vida aquí es muy tranquila.
No existe el estrés, ni los agobios. Se trata de la lentitud personificada en
miles de seres, que viven su vida independientemente, sin ningún tipo de
preocupación que vaya más allá que el simple sobrevivir.
Lo que más me ha impactado hoy
ha sido ver a las personas pedir en la calle. Se trata de personas enfermas por
la polio o por enfermedades mentales. Los enfermos de polio van arrastrándose
por el suelo de tierra, ya que sus extremidades se han distorsionado hasta
llegar a la discapacidad. Una mujer con rodilleras caseras llevando a su hijo a
cuestas nos mira con una gran sonrisa. Los enfermos mentales van desnudos por
la calle, haciéndose notar ante la tranquilidad existente.
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